Triste y deprimente es ver todas las mañanas como ciudadanos tiran basuras en las calles y al aire libre a pesar de qué se han entregado contenedores y tanques para almacenar los deshechos sólidos donde el hedor impide caminar.
Sin escatimar nada aún, el imperio de la ley debe ser aplicado de forma rigurosa, en grado superlativo y absoluto, en contra de los malos y asquerosos munícipes de San Juan, que tiran basuras en la calle, sin importarle un comino la limpieza y belleza de la ciudad.
Muchos por maleducados e indisciplinados, otros porque creen estúpidamente que con esa execrable acción le hacen un sabotaje a la actual gestión municipal, esa acción es intolerable provenga de donde provenga.
Sin embargo, con la acumulación de desperdicios en las vías y espacios públicos solamente pierde el municipio, porque como ciudad eco-turístico a la economía de San Juan en nada le ayuda, los que nos visitan se crean una mala impresión del ornato de esta población.
Los malos y equivocados ciudadanos sanjuaneros que se dedican a esta mala práctica de tirar cuantos desperdicios producen en sus establecimientos comerciales y sus viviendas deben reflexionar, aunque sea diez minutos, y asumir conciencia del gravísimo daño que se causan asimismo y a la población entera por su mal comportamiento.
Sí esos malintencionados y maleducados munícipes no son capaces de entender el grave perjuicio que ellos impactan con sus acciones, entonces las autoridades municipales, y de medio ambiente con su justa razón, deben emprender un riguroso plan de sometimiento e imposición de multas en contra de ellos, en aplicación de la ley 120-99 que prohíbe tirar basura en las calles y espacios públicos del municipio.
El ornato del municipio ha de ser responsabilidad de todos y todas, debe preservarse a cualquier precio, sin importar el costo político. Debe ser regla de oro y la ley que regula y normaliza esa materia debe ser rigurosa e implacable en contra de esos infractores de mal gusto.
En cualquier otro país un ciudadano que ose tirar un simple papelito en la calle y es descubierto, inmediatamente es sancionado con una multa, muy elevada, por cierto. Hemos de recordar ciudadanos que visitan New York e incurren en tales prácticas y las han mal pasado.
Es hora de que en San Juan se enderecen o que le enderecen y, asimismo, en todos los municipios de República Dominicana, se imponga la ley y se termine ese relajito de una vez y para siempre.
Hay que accionar urgentemente en contra de esos mal educados munícipes e irrespetuosos de la ley "abusadores".
Esos malos sanjuaneros ya deben de entender que: "El pueblo más hermoso no es la que más se limpia, sino el que menos se ensucia."
Pues manos duras e implacables, en contra de esos cochinos y puercos munícipes de San Juan, enemigos del ornato y embellecimiento de la ciudad Barriga Verde y tierra de Anacona.
Por Leandro Ortiz.
Periodista
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