La vida de Francelys María Furcal Rodríguez ha dado un giro legal, económico y emocional desde el momento en que hirió mortalmente a su empleador chino, el 21 de abril del año 2022, cuando ambos tuvieron un altercado en el negocio donde trabajaban.
Ella, una joven de 29 años, madre de tres niños y con un empleo que le ayudaba a criarlos, pasó de repente a rea de la justicia y de sus miedos ante las posibles consecuencias de lo sucedido.
Así se lo manifestó al juez Rigoberto Sena que el lunes le impuso una medida de coerción de tres meses de prisión. Al magistrado le insistió en que nunca tuvo intención de matar al hombre, que lo lamenta mucho y le recordó que, luego de la estocada que le propinó, salió a buscar ayuda para socorrerlo.
El relato, que lo reproduce su abogado Tomás Castro, incluyó el llanto, un estado en el que habría estado inmersa desde el suceso.
Ahora, cuando la justicia dominicana logró alcanzarla en España, donde se escondió como fugitiva temerosa de que alguien le hiciera daño en venganza por el crimen, el desánimo y la frustración se le vienen encima.
Además de tener que responder a una acusación judicial que incluye el homicidio voluntario, según la calificación que dio el ministerio público al caso, también le preocupa la suerte de sus hijos, todos menores.
La manutención y cuidado de los niños ha estado a cargo de sus padres y su pareja sentimental, pero los gastos, incluido el periplo por varios países para evadir la justicia, la ha dejado económica y emocionalmente deprimida; y a su papá, enfermo.
"Fue un sacrificio que ellos hicieron para eso, pero... ahora mismo su situación no es buena", dice Castro sin entrar en muchos detalles, pues asegura que todavía no ha tratado ese aspecto a profundidad con la familia.
El abogado, que espera el dispositivo con la decisión completa del juez de atención permanente para apelar y pedir una coerción distinta, aspira a una prisión domiciliaria y, de ser necesario, con grilletes. Pero adelanta que, de ser así, tendrá que acudir a la caridad de los conocidos y vecinos de Francelys para el pago del dispositivo.
Aquel jueves, 21 de abril cuando se produjo la muerte del chino, Francelys cumplía labor de empleada asignada al servicio al cliente y casi terminaba su turno de ocho horas en la ferretería Comercial Z&C, en la avenida Duarte, en el capitaleño ensanche Luperón. En el lugar llevaba más de dos años sin inconvenientes, asegura el abogado.
Su jefe, Zongxin Chen, que había llegado al negocio hacia apenas dos meses, "le lanzó un objeto" a lo que Francelys reacciona. "Tomó un arma blanca tipo cuchillo de aproximadamente 12 pulgadas, propinándole una estocada en el abdomen causándole una herida que le produjo la muerte", dice la solicitud de medida de coerción que presentó la Fiscalía del Distrito.
La reacción violenta de la joven es vista por el psicólogo clínico Eladio Hernández como un posible caso de "brote psicótico", debido al cúmulo de violencia que recibía.
"Posiblemente el empleador ejercía la misma violencia con los demás empleados. En el video vemos que él la patea y la tira, como diciendo: tú no tienes personalidad para estar aquí conmigo; una reacción de vejámenes de mucho tiempo".
Para el especialista en la conducta humana, Francelys, a través de la agresión, pudo sacar el dolor que venía sintiendo desde hace mucho tiempo, pero sin pensar que ese brote de locura tendría la consecuencia que tuvo.
"En momentos de crisis, los humanos tenemos dos opciones: huimos o enfrentamos, y ella enfrentó y lamentablemente una persona falleció", enfatiza Hernández.
El abogado Castro, que ya prepara los medios de defensa para la joven ante un posible juicio de fondo, buscará probar la provocación y la necesidad de la acción. Se refiere a las eximentes que plantea el Código Penal Dominicano respecto a los crímenes y delitos excusables.
"El homicidio, las heridas y los golpes son excusables, si de parte del ofendido ha precedido inmediatamente provocación, amenazas o violencias graves", dice un artículo .
Otro se refiere a las penas en esos casos. "Cuando se pruebe la circunstancia de excusa, las penas se reducirán del modo siguiente: si se trata de un crimen que amerite pena de treinta años de reclusión mayor o de reclusión mayor, la pena será la de prisión correccional de seis meses a dos años. Si se trata de cualquiera otro crimen, la pena será la de prisión de tres meses a un año".
Castro sostiene que esa teoría es de fácil demostración, pues cuenta además con los testimonios de varios excompañeros de Francelys que demostrarían que el empleador chino era una persona violenta y que maltrataba a la gente.
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