"Lo máximo, mi amigo, mi confidente", con esas tres palabras el presidente de la Alianza Dominicana contra la Corrupción (Adocco), Julio César de la Rosa, describió a su segundo hijo, quien falleció este domingo al ser atropellado por un vehículo.
Se trata de Julio César de la Rosa Peralta, de 33 años, un jóven que estudió Comunicación Social en la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD) y coordinaba unos periódicos digitales en una "pequeña empresa" de la familia, según contó su padre.
El titular de la Adocco comentó a periodistas que hoy pensaba reunirse con su hijo para resolver unos asuntos "en el campo", pues a él "le gustaba mucho" el campo.
Pero, al tratar de llamarlo en la mañana, algo que era una "costumbre", y no lograr comunicarse, despertó una incertidumbre en de la Rosa.
"Al yo no comunicarme en la mañana, comencé a llamar a la casa, el vivía con su abuela, que es mi mama, y ahí entonces fue que de una vez comenzó la investigación", contó.
Peralta, quien era un hombre soltero, fue reportado como desaparecido por su padre a través de las redes sociales.
"Él estuvo desaparecido para nosotros desde anoche (sábado 15). No teníamos comunicación. Comenzamos a indagar hasta que nos comunicaron que su vehículo estaba en el depósito de la Digesett en La Victoria", contó el titular de la Adocco.
"Fuimos, vimos el vehículo, entonces, hasta el momento, nos refirieron aquí (al Instituto Nacional de Ciencias Forenses del cementerio Cristo Redentor) y nos han confirmado que su cuerpo está aquí", prosiguió.
De momento, se desconoce el nombre del conductor que, según de la Rosa, atropelló a su hijo, de 33 años. También se desconoce el lugar donde ocurrió el accidente.
Sin embargo, adelantó que esos detalles lo tendrá a partir de este lunes 17.
El presidente de Adocco dijo que tanto él como su hijo se encontraban juntos el sábado, en San Cristóbal, compartiendo con otros familiares hasta las 10:20 de la noche aproximadamente.
"Él iba camino a la casa. No llegó, y a partir de ahí comenzamos (a investigar)", comentó.
Al momento de escribir estás líneas, con el reloj marcando las 8:07 de la noche, de la Rosa y otros familiares se encuentran en el Inacif del Cementerio Cristo Redentor, a la espera de que le entreguen el cadáver de su hijo.
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