Por JUAN VILLAR
Hace unos días apareció en Diario Libre un artículo firmado por el congresista estadounidense de origen dominicano Adriano Espaillat. Después de hacer ponderaciones positivas sobre el rol que juega la diáspora en la economía de la Republica Dominicana, el pasa a analizar el impacto que tendría el posible que firmarían los gobiernos de los dos países.
Según él, la diáspora será altamente beneficiada como consecuencia de la competitividad que múltiples líneas aéreas tendrían y consecuentemente, traería un abaratamiento de los pasajes aéreos. Visto el impacto, el congresista Espaillat plantea que ese acuerdo sea firmado en Nueva York.
Desde Alianza País vemos con buenos ojos cualquier iniciativa dirigida a reducir los altos costos de los boletos aéreos sin menoscabo de inversionistas dominicanos; pero, que el presidente Luis Abinader venga solo a eso, es insuficiente.
Somos de parecer que previo a la firma, el gobierno dominicano debe tomar las medidas de rigor para anular impuestos injustificados con que se graba la compra del boleto aéreo y que hacen de este, uno de los más caros del hemisferio.
Un acuerdo que no sea precedido de esta disposición nos dejara bajo una condición de más vulnerabilidad frente a las corporaciones y al poder político.
Nosotros, desde Alianza País, seguimos insistiendo en la necesidad de que se instale una mesa de diálogo con el presidente.
Solo en una mesa con distintos sectores económicos, políticos y sociales pueden las comunidades residentes en el exterior presentar un pliego comprehensivo de sus necesidades. Hemos dicho y reiteramos que la capacidad demostrada del primer mandatario de la República Dominicana para crear consensos, oír a las partes y buscar salidas multilaterales tiene que ponerse de manifiesto respecto a la diáspora.
Nosotros abogamos porque la llegada del presidente a Nueva York, pero para darle respuesta a temas como la seguridad social, simplificar el proceso para que los hijos de dominicanos reciban la doble ciudadanía, eliminar los odiosos US$10 que nos cobran como turistas y el cobro de la primera maleta; asímismo, para avanzar en el abordaje de temas más complejos y que le urgen a la diáspora, como son la protección a las inversiones, establecer un sistema de inversión en paridad para las comunidades receptoras de divisas, viviendas de calidad para los que deseen regresar o para sus familiares residentes en la República Dominicana y una reforma al sistema consular para que no sean tan onerosos los precios de los servicios que allí se ofrecen.
El momento es propicio, ya que el país se aboca a discutir una reforma fiscal que no debe silenciar ni marginar a más de dos millones de dominicanos que aportan tanto a la estabilidad macroeconómica con sus contribuciones que sobrepasan anualmente los 10 mil millones de dólares.
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