Deja mucho que desear que un funcionario venga a un pueblo a buscar cuatro cosas: Dineros, odio, mala voluntad y practicar la corruptela en todas y cada una de sus malvadas inmundicias.
Deja mucho que desear el hecho que un funcionario se haya quemado en todo, y en nada haya pasado.
Deja mucho que desear el hecho que un funcionario no haya dejado a sus pasos una sola persona que sirva y tenga pesos moral para que algo positivo hable de él.
Deja mucho que desear el hecho que un funcionario a su despacho haya que entrar con mascarilla, porque el tufo a corrupción es insoportable.
Deja mucho que desear el hecho de que un funcionario no se les pueda contar los abusos cometidos porque no se puede decir una sola cosa correcta en la cuál haya actuado.
Deja mucho que desear el hecho de que un funcionario tenga bienes que no se puedan justificar una sola actividad lisita que permita decir tiene un solo bien, bien habido...
Deja mucho que desear que un funcionario judicial en ninguna parte que haya fungido sólo sus prácticas son abominales, a tal punto de entrar en contubernio con todos tipos de actos delincuenciales sin mayor de los pudores.
Deja mucho que desear que un funcionario judicial no te mire a la cara porque el complejo que arrastra les hace ser una persona infeliz...
Deja mucho que desear el hecho de que un funcionario judicial acumule tanto bienes mal habido y no tenga un perrito que le herede.
¡
Que infeliz eres maldito perro! ¿Por qué no te vas maldito protervo?
Por Leandro Ortiz de la Rosa
Periodista.
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