La delincuencia y la criminalidad no solo asedian a los civiles, sino también a policías y militares, como es el caso de un capitán policial asesinado en Las Cañitas, Distrito Nacional, donde en medio de la conmoción y el clamor de justicia son velados sus retos por familiares y compañeros.
Mientras los llantos resuenan alrededor del ataúd donde reposan los restos del capitán Williams Méndez Ramírez, de 54 años, uno de los presuntos asesinos, apodado “Chacho”, continúa prófugo, con el arma del oficial, en franco desafío a las autoridades.
En la barriada, familiares, amigos y vecinos dicen estar destrozados por la pérdida irremediable de Méndez Ramírez.
Su hija Wilkary Méndez se aferraba al ataúd, visiblemente incrédula del deceso de su padre, que, según moradores, era un miembro de la Policía serio y honesto.
Mientras la joven lloraba sobre el cadáver, oficiales de la institución del orden cubrían el féretro con la bandera dominicana, en señal de reconocimiento por su trayectoria en las filas policiales.
El director de la Comisión del Comité de los Derechos Humanos del 24 de Abril, Máximo Soto, con ojos aguados, tratando de contener las lágrimas, exigía a las autoridades combatir con firmeza a los delincuentes.
Afirmó que las acciones delictivas parecen haberle ganado la batalla a la Policía.
Dijo que en las actuales circunstancias, las bandas delictivas mantienen de rodillas a las autoridades que, a pesar de la crueldad con que operan los malhechores, los siguen tratando con paños de sedas. «No es posible que esto esté pasando que delincuentes hayan asesinado este oficial que solo hacía bien en el sector», reprochó.
«Hay que atacar con todo a los delincuentes porque de lo contrario van a seguir matando a los hombres de trabajo y honestos que quedamos en este país», aseveró.
Los Chucky
Ante la fragilidad de la Policía para enfrentar a los delincuentes, los integrantes de la banda Los Chucky Bobo, que operan en Guachipita y zonas aledañas y que han enfrentado en varias ocasiones a balazos a los agentes de la Policía, el mencionado sector se ha convertido en las últimas semanas en el epicentro del crimen.
Según los residentes, los tentáculos de esos delincuentes son “tan fuertes” que siguen expandiéndose y ya no son solo los motoconchistas quienes denuncian que para trabajar «tranquilos» deben pagar una cuota de mil 500 pesos semanales, sino que otros sectores productivos de la zona tienen cuotas asignadas.
El Nacional obtuvo ayer los testimonios, de algunas de las víctimas que aunque rehusaron revelar sus nombres por temor a represalias, afirmaron que cuando algunos incumplen con la asignación son atracados y baleados, en muchos casos hasta pierden la vida.
«Tenemos que trabajar para ellos, porque son muchos, andan armados y muy violentos, lamentablemente nosotros lo que somos es personas de trabajo por lo que no vamos a enfrentar a esos delincuentes», indicaron.
Identificaron a los delincuentes como los apodados Bombo, Bajaimama, Enrique, Randy, Santiago y Johan que han sembrado el terror a la vista de las autoridades.
Agregaron que «ese corito encabezado por Bombo, nos tiene en zozobra, no podemos trabajar tranquilos porque nos atracan y mucho peor, si uno pone resistencia te balean y como quiera te quitan el motor».
Sepelio en Cristo Salvador
Esta tarde los restos del capitán de la Policía William Méndez Ramírez, de 54 años, serán sepultados en el cementerio Cristo Salvador, de la autopista de San Isidro, en el municipio Santo Domingo Este. El oficial fue asesinado cuando llegaba a la casa de su madre en el callejón Sánchez, de Las Cañitas, del Distrito Nacional.
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